Sin categorizar |
¿Qué pensamos cuándo nos referimos al desarrollo de un territorio, una persona o una unidad productiva?
Si nos ubicamos en una postura clásica podríamos entenderlo exclusivamente como la acumulación de capital (dinero), o la explotación del medio ambiente para este objetivo. Si giramos desde lo social – discusiones que iniciaron en 1970 –, reflexionaremos sobre la desigualdad y la pobreza, y las formas en cómo distribuimos esa riqueza. Si nos movemos hacia lo ambiental, abordaremos la idea de sostenibilidad y de nuestra relación con la naturaleza, así como las posibles consecuencias generadas por esta. También nos podríamos ubicar en las discusiones sobre la libertad y el respeto de los derechos humanos. Un último giro sería reflexionar sobre el desarrollo desde una perspectiva de género: qué elementos permiten que unas u otras mujeres puedan participan y permanecer en esta generación de riqueza, cuál es el aporte histórico de las mujeres al desarrollo tradicionalmente invisibilizado (economía del cuidado), o cuáles valores están en el centro de nuestras políticas como apuestas de avance, progreso o bienestar– economía feminista – (Unceta, 2209) (Aguinaga, Lang, Mokrani, & Santillana, 2011).
Integrar estos giros alejándonos de las visiones clásicas del desarrollo o progreso nos acerca a la apuesta de desarrollo humano, en donde el centro de la reflexión está en la justicia social desde una apuesta de capacidades: lo que las personas podemos ser y hacer. Amartya Sen plantea el desarrollo como libertad (Nussbaum, 2003). Una libertad de poder desarrollarnos colectivamente e individualmente sin obstáculos históricos y estructurales, o por lo menos con una reducción de los mismos, que se manifiestan por existir desde un lugar en el sistema sexo/género, de raza/etnia, de clase social, o si vivimos en una zona rural o urbana o de acuerdo a quién decidamos amar y con quién compartir nuestro cuerpo. Estos obstáculos son una historia que se repite y se recrudece en nuestra realidad: en el 2021 por cada 7 mujeres violentadas por su pareja, había un par hombre; al menos una mujer fue víctima de violencia sexual cada 28 minutos para este mismo año (SISMA, 2022); durante el 2020 hubo 75 asesinatos de personas de la comunidad LGTBIQ+ (Colombia Diversa, 2020).
Estos obstáculos para la libertad de ser y hacer se materializan en su forma más exacerbada en las violencias basadas en género (VBG). Son la antítesis de la agencia o la libertad. Agresiones relacionadas por querer ser y hacer (o amar) por fuera de aquellas “cajas” o “deber ser” construidas de manera histórica y colectiva que nos ubica en dos únicos extremos: mujeres u hombres. Por ende, erradicar las violencias basadas en género en todas sus manifestaciones (física, sexual, psicológica, económica, patrimonial, o por prejuicio LGTBIQ+) están en el centro del desarrollo humano. ¿Podemos realmente avanzar y progresar como comunidad, región o país mientras no avancemos o ampliemos las posibilidades de ser y hacer de cada uno(a) como individuos?
Esta semana en el marco del 25N les invitamos a cada uno(a) a reflexionar, sin importar el pilar o equipo del trabajo del que hagamos parte, sobre nuestro aporte al desarrollo humano desde la erradicación de las violencias basadas en género. Cali, el Pacífico Colombiano, y Colombia avanzará mientras seamos más libres, por ende, mientras podamos ser y hacer libres de prejuicios o ideas erradas, y sin que nuestras elecciones nos limiten en nuestros derechos a la educación, la salud, al trabajo o la participación política, entre otros.
Salomé Arias Arévalo
Líder de FortaleSer
Bibliografía
Aguinaga, M., Lang, M., Mokrani, D., & Santillana, A. (2011). Pensar desde el feminismo: críticas y alternativas al desarrollo. En M. Lang (Ed.), Más Allá del Desarrollo: grupo permanente de trabajo sobre alternativas de desarrollo. Quito: Editorial El Conejo.
Nussbaum, M. (2003). Capabilites as fundalmental entitlements: Sen and social justice. Feminist Economics, 9, 33–59. https://doi.org/10.1080/1354570022000077926
Unceta, K. (2009). Desarrollo, subdesarrollo, maldesarrollo y postdesarrollo. Carta Latinoamericana, 7, 1–34.