La Fundación WWB Colombia, en el marco de su propósito superior de generar, difundir y apropiar conocimiento a través del diseño de iniciativas, proyectos y alianzas estratégicas para contribuir a la reducción de las desigualdades que afectan negativamente a las mujeres, participó este 19 de abril en Bogotá en la socialización del estudio ‘Cuidadoras y Proveedoras: caracterización de la incidencia del trabajo de cuidado no remunerado en las personas emprendedoras en Santiago de Cali’, el cual fue realizado este año entre la Fundación y el proyecto Digna, Trabajo y Género de la Universidad de los Andes.
En este evento, se contó también con la participación de la Comisión Legal para la Equidad de la Mujer del Congreso de la República, USAID, ONU Mujeres, Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD), Universidad de La Salle, Pontificia Universidad Javeriana y CoreWoman.
Este estudio ofrece un claro panorama para comprender los efectos que tiene el trabajo de cuidado no remunerado en la creación y desempeño de los micronegocios en Cali, entendiendo que las tensiones existentes entre las responsabilidades familiares y la generación de ingresos presentan múltiples retos para las mujeres emprendedoras de la ciudad. De hecho, esto marca incluso la creación de sus micronegocios, pues las personas con altas cargas de cuidado se ven obligadas a emprender en edades tempranas, al interior de sus viviendas, con jornadas de trabajo (productivo y de cuidado) más extensas, y menores ventas mensuales.
Soraya Husain, directora de Investigación de la Fundación WWB Colombia, afirmó que “las normas y prácticas de género que socialmente han existido impactan el desempeño que tienen las mujeres en sus negocios, ya que las condicionan para dedicarle más horas a su trabajo. Debido a sus responsabilidades domésticas, esto se les dificulta, ya que tienen una alta carga de cuidado y una doble jornada y presencia productiva, tanto en sus hogares como en sus negocios.
Uno de los datos que evidenciamos con este estudio es que la carga de cuidado es mayor para las mujeres que no aportan ingresos a los gastos del hogar (35,7 puntos porcentuales). Por el contrario, para las mujeres que aportan todos sus ingresos a los gastos del hogar, esta carga se reduce en casi diez puntos (24,3) aunque sigue siendo el doble que el aporte de los hombres”.
Asimismo, se encontró que las ventas de los negocios de las mujeres pueden presentar niveles más bajos en comparación con los negocios de los hombres, debido al poco tiempo que ellas logran dedicarles.
Para Natalia Ramírez, profesora asociada de la Facultad de Derecho y Codirectora del proyecto Digna, Trabajo y Género de la Universidad de los Andes, “este estudio desarrollado entre la Fundación WWB Colombia y Digna, nos permite visibilizar la importante labor que hacemos desde ambas organizaciones con perspectiva de género para seguir promoviendo la realización de este tipo de investigaciones en el país, a través de las cuales, se pueden generar espacios de reflexión en torno al género y la economía del cuidado, con el fin de comprender cómo estas variables tienen efectos en el emprendimiento que ejercen las mujeres para así, llevar estos temas a la agenda pública”.
Las instituciones y entidades que hicieron parte de esta socialización concluyen que las mujeres necesitan ser partícipes de espacios diferentes al hogar para crear redes, hacer contactos y desarrollarse en otros contextos. Además, consideran que los sectores en los que se especializan las mujeres con sus negocios, por flexibilidad para cumplir con las responsabilidades de cuidado, son menos productivos y pequeños, debido a que actúan principalmente para complementar los ingresos de sus parejas. Estos dos factores podrían afectar sus ingresos promedio y explicar en parte las brechas observadas en el estudio, en comparación con los negocios manejados por hombres.
Este estudio, se hizo con base en los datos obtenidos de la encuesta ‘Emprendimientos en Contextos Vulnerables (EECV) en Cali’, realizada por la Fundación WWB Colombia en alianza con el Observatorio para la Equidad de las Mujeres en 2022, hecha a personas mayores de 18 años con micronegocios (negocios con menos de 10 personas empleadas) en la zona urbana de Cali; en donde se identificó que el 57% de los negocios de las mujeres en Cali funcionan en sus viviendas, principalmente para estar pendiente de las tareas del hogar y del cuidado de personas (52%). Las mayores cargas de cuidado se reflejan en edades más tempranas (menores de 29 años) al emprender y en la elección por iniciar sus negocios en sus viviendas.
En Colombia, existen aproximadamente 5 millones de estos emprendimientos, caracterizados por operar en la informalidad, tener ingresos reducidos y variables, tamaños pequeños (menos de 10 empleados) y estructuras productivas y financieras combinadas con las relaciones familiares y del hogar (DANE, 2023). Cabe aclarar que el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, es aquel que se realiza “en el hogar, relacionado con el mantenimiento de la vivienda, los cuidados a otras personas del hogar o la comunidad y el mantenimiento de la fuerza de trabajo remunerado” (Ley 1413, 2010; Artículo 2°).
A nivel mundial, las mujeres dedican más tiempo que los hombres al trabajo de cuidado no remunerado. Según la Organización Internacional del Trabajo (2019), las mujeres suelen dedicar diariamente entre 2 y 8 horas a estas labores, mientras que los hombres dedican máximo 4 horas. En América Latina, el 19,6% del tiempo de las mujeres se ocupan en trabajo reproductivo no remunerado, en contraste con el 7,3% de los hombres (CEPAL, 2022). En Colombia se mantiene estabrecha, donde las mujeres dedican al día 7 horas y 44 minutos a cuidados, mientras los hombres ocupan 3 horas y 6 minutos (DANE, 2022).
En cualquier momento de las vidas de las mujeres, la carga de trabajo de cuidado no remunerado de ellas dobla la de los hombres. En términos generales, y de acuerdo con el estudio, estas brechas se incrementan para las mujeres afrocolombianas o negras y para aquellas entre los 18 y 39 años.
Estas son las recomendaciones del estudio:
- Es necesario contribuir a la autonomía económica de las mujeres, ya que esta es fundamental para la toma de decisiones. Apostar por la generación de estrategias que faciliten la re-negociación espacial del cuidado en los emprendimientos a través de alianzas público-privadas que subsidien valores de arriendos y servicios, con el fin de impulsar dinámicas comerciales locales que promuevan el traslado de los negocios de las mujeres desde sus viviendas a espacios barriales cercanos. Para esto, pueden crearse articulaciones con las Redes Regionales de Emprendimiento a nivel nacional.
- Las dobles jornadas y doble presencia que tienen las mujeres emprendedoras afectan las posibilidades para su crecimiento económico, por lo que sería positivo tener ofertas de cuidado privadas y públicas que brinden servicios de atención y cuidado de niños y niñas enfocados a mujeres con micronegocios. Estos sistemas de cuidado del país pueden articularse con las instituciones educativas y sus jornadas, con el objetivo de que las mujeres puedan extender las horas dedicadas a sus negocios o tener una mayor flexibilidad para realizar en ellos actividades específicas que sean necesarias.
- Las mujeres deciden emprender, ya que son segregadas del mercado laboral por su maternidad y la sobrecarga de trabajo de cuidado no remunerado que esto conlleva. Por lo anterior, es importante enfocar estrategias que promuevan la continuidad y empleabilidad de las mujeres durante y después del embarazo para fortalecer su autonomía y protección económica en el presente y futuro. Es así como pueden generarse alianzas de forma directa con el sector privado con medidas que contemplen flexibilidad en los horarios de trabajo, modalidades remotas o híbridas, o programas de capacitación para desarrollar otras habilidades que faciliten su ingreso al mercado laboral, pudiéndose articular también con programas que apoyen la creación y fortalecimiento de emprendimientos de mujeres jóvenes (por debajo de 39 años).
- Las posibilidades de que la población emprendedora en la vejez esté protegida se ven comprometidas, especialmente en las mujeres, por lo que sus condiciones de vulnerabilidad se incrementan al tener una avanzada edad. Es así como deben fortalecerse alternativas al esquema pensional contributivo para que la población emprendedora con menores ingresos pueda acceder a una pensión de acuerdo con el tiempo dedicado y la cantidad de personas a su cargo, entre otros.
De acuerdo con el estudio desarrollado entre la Fundación WWB Colombia y el proyecto Digna, Trabajo y Género de la Universidad de los Andes, este tipo de negocios les da la oportunidad a las mujeres de combinar sus obligaciones familiares con la generación de ingresos. Es así como las diferencias que se tienen entre mujeres y hombres demandan mayores ejercicios futuros de investigación, donde se puedan profundizar las características interseccionales del cuidado en la población emprendedora del país.
Descarga el estudio completo aquí