Por: Elkin Fernando Marín Marín – Director de Inversiones – Fundación WWB Colombia
Cerrar brechas de género es una tarea que debe comprometernos, no solo por ser lo correcto como sociedad, sino también porque es un buen negocio.
Hace unos años, el cierre de brechas era visto con una perspectiva meramente idealista, impulsada por valores como la equidad y la justicia; hoy es un tema que va más allá y pasa por la rentabilidad corporativa y la competitividad de las organizaciones.
Diversos estudios han demostrado que las empresas que invierten en mujeres son más rentables. En 2023, Blackrock, uno de los principales gestores de activos del mundo, publicó un revelador artículo basado en un análisis de las empresas pertenecientes al MSCI World Index (índice de acciones que recoge 1480 empresas de 23 países desarrollados, de acuerdo con su capitalización de mercado). El análisis demuestra que las empresas con mayor diversidad de género entre su fuerza laboral tuvieron una rentabilidad sobre activos (ROA) superior en un 29%, que aquellas con menor equidad, durante el período 2013-2022.
Además, encontró que la representatividad de las mujeres dentro de las organizaciones tiende a ser menor, a medida que aumenta el rango de jerarquía en la organización; es decir, los niveles directivos tienen menos representación de mujeres que los niveles medios y la base de la organización. El estudio precisó, también, que las empresas que tenían mayor participación de mujeres dentro de los cargos directivos, presentaron un ROA superior en 72 puntos básicos (0.72%) que el índice de referencia (MSCI World Index) durante los últimos 4 años.
La existencia de techos de cristal continúa siendo evidente entre los CEO de las empresas evaluadas. Solo el 6% de los CEO que conforman el MSCI World Index son mujeres; sin embargo, presentan una rentabilidad superior a la media de empresas dirigidas por hombres durante el periodo 2014-2022. Similar resultado ocurre en los fondos de cobertura o “hedge funds” que tienen un desempeño superior en 10.5% durante los últimos 16 años, frente a los administrados por hombres.
La economía de cuidado en las empresas también es abordada dentro del estudio, que evidenció cómo las empresas que tienen una cultura más amigable con la maternidad, medida por días de licencia, tuvieron un desempeño del ROA (rentabilidad sobre activos) superior sobre el benchmark (Russell 1000 index). Esto se explicaría por el efecto que tiene sobre la satisfacción de los empleados.
Los resultados resaltan también que el valor de la diversidad está en la equidad, no en la dominancia de ninguno de los géneros. Tanto la subrepresentación como la sobrerrepresentación de algún género produce resultados inferiores que los que se obtienen con mayor equidad. La diversidad va mucho más allá del género.
Otras formas de diversidad como raza, etnia, identidad de género, orientación sexual, nivel socioeconómico, edad, origen, habilidad física y otros son igual de importantes para generar valor a través de la incorporación de diferentes habilidades y perspectivas, permitiendo a las organizaciones mejorar su desempeño. Los estudios lo demuestran, no es cuestión de altruismo sino de rentabilidad, además de pensar y planear un mundo en equidad.