Cada año la Fundación Goldman entrega este galardón a defensores de la naturaleza y los derechos de los pueblos indígenas. En esta ocasión los jueces premiaron a un hombre y cinco mujeres.
Una de las mujeres ganadora fue Francia Márquez, quien fue reconocida por su lucha contra la minería ilegal de oro en el Cauca. Con ella, esta líder afro logró movilizar a las mujeres negras del norte de ese departamento para presionar al Gobierno con el fin de detener la extracción de oro en la región.
Márquez tocó las puertas del Alto Comisionado de Naciones Unidas en Colombia, marchó durante diez días y 350 kilómetros rumbo a Bogotá. Y, como si fuera poco, ya en la capital, acampó durante 22 días frente al Congreso acompañada por su comunidad, insistiendo en que las autoridades sacaran del territorio a las decenas de retroexcavadoras con las que se sacaban minerales.
No es para menos que, después de conseguir que cesaran esas actividades, hoy sea distinguida internacionalmente con este “Nobel de medioambiente”.
Su triunfo no se reduce solo a este galardón, sino a efectos positivos sobre el territorio. Los ríos de Suárez, municipio donde está ubicada su comunidad, corren sin tanto veneno. Sus bosques no lucen pelados, como antes, por la tala que se realizaba para explotar nuevos yacimientos de mineral.
Ese impacto era tal que las excavaciones en el territorio generaban más de 30 toneladas de mercurio cada año. Aunque hubo otros efectos adversos para el territorio. Las minas recrudecieron la vida en la comunidad, quienes han sorteado por años el conflicto armado en el país.